Jose Antonio Marina. La educación del talento
“Posibilidad” es una bella palabra que deriva de “poder”. “Posible” es lo que “podemos” hacer real. Con frecuencia decimos que los niños están en las nubes y que deben bajar a la realidad. Esto es cierto, pero ¿a qué realidad deben bajar? Freud en una de esas afirmaciones brillantes que han hecho fortuna, sostuvo que la infancia vive sometida al principio del placer, mientras que los adultos vivimos bajo el incómodo principio de realidad.
Podría haber mencionado el verso de Quevedo: “La realidad, que es mucha y mala”.
Creo que Freud se equivocó. Junto al principio irreal del placer y al principio pesimista de la realidad, hay otro principio que es exclusiva humana y que nos salva: el principio de la posibilidad. La inteligencia humana es creadora porque descubre continuamente posibilidades en la realidad. No son verdaderas frases como “el mundo es como es” o “no hay más cera que la que arde”. El mundo se parece más bien a un almacén de pirotecnia, esperando a que le acerquemos una cerilla para iluminar el cielo con palmeras encendidas.
O para producir una catástrofe. Ni siquiera ante la ciencia la realidad se despliega inerte. Uno de los más importantes físicos del siglo XX, Werner Heisenberg, escribió: “La realidad no nos enseña nada. Sólo se limita a responder a nuestras preguntas. Si no le preguntamos nada, no nos dirá nada”. La educación debe basarse en esta idea creadora de la inteligencia y elaborar una pedagogía de la posibilidad.
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