Esther Tusquets. Una escritora genuina
Esther Tusquets con Miguel Delibes
Cuando uno se decide a escribir pueden ocurrir dos cosas: que quiera guardar lo escrito para sí mismo, o que necesite que los demás lean sus textos, darles vida a través de otros lectores. En el segundo caso, existe una figura imprescindible: el editor. Aquel profesional que elige el texto, el autor, y la forma de darlo a conocer al público.
En el altar de Tejiendo Textos son varios los editores, vivos o ya desaparecidos, que reciben de tiempo en tiempo su ofrenda de gratitud. Uno de ellos, Esther Tusquets, murió esta semana pasada. A modo de homenaje es este Hilando Fino queremos resaltar algunos rasgos de ella que la hacen más que merecedora de pertenecer a ese altar.
Para empezar, dirigió la editorial Lumen durante 40 años y con ella publicó a autores de la talla de Miguel Delibes, Umberto Eco, Ana María Matute, Pablo Neruda o Terenci Moix. La firme apuesta por alguno de estos autores cuando no eran conocidos o la publicación de libros más arriesgados, comercial o políticamente, dan cuenta de su buen trabajo.
Pero lo más importante es que esta labor la ejerció con una gran rigor profesional, el que ella atribuía a los “editores de raza”:
“ (…) ningún editor genuino, ningún editor de raza, piensa entonces en los ejemplares que va a vender, y es aquel momento en que abres, acaso al azar, el original de un perfecto desconocido y te encuentras ante una obra importante: son esos raros momentos de éxtasis, de enamoramiento, los que compensan las dificultades de una profesión dura y difícil(…)”
Esta era la visión de Esther Tusquets del editor, quien encuentra a “su” escritor y decide sacarlo a la luz uniendo rigor profesional, buen gusto y honestidad. Fue precisamente esta honestidad la característica que ella decidió destacar en el título a su autobiografía editorial: Confesiones de una editora poco mentirosa.
Al margen de ser editora, Esther Tusquets escribió también novelas como El mismo mar de todos los veranos o Correspondencia privada y algunos libros de relatos.
Para terminar, y ya fuera del ámbito de la escritura hay otros dos aspectos admirables en la personalidad de esta editora: su reivindicación del papel de la mujer en la cultura, en un momento en el que su voz estaba relegada a un segundo plano y su, tantas veces manifestada, pasión por los perros. Sirva esta breve semblanza de homenaje.
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